FORO 1º BACH. CyT/HU

14/3/10

EL CAMINO HACIA LA MUERTE



La muerte nos acompaña, nos persigue, nos obsesiona. Es nuestra eterna compañera. No podemos escapar de ella y no sólo porque nos llegará el momento, sino por todas las personas que vemos morir cada día.

A la mayoría de nosotros nos es indiferente la muerte de otras personas. Nos damos cuenta de que lo que significa cuando lo sentimos o cuando es cercano a nosotros. Normalmente no pensamos en ella, hasta que ya es demasiado tarde. Se dicen miles de cosas como que hay que vivir la vida como si fuera nuestro último día, porque no sabemos lo que nos puede pasar. Eso es cierto y también hay que tenerlo en cuenta, pero creo que hay algo que nos afecta más que la propia muerte y es la de nuestros seres más queridos. Parece una estupidez, pero visualizar que puedes perder a alguien muy querido te hace sentirte mal. Con la muerte de los seres queridos nos damos cuenta de todas las cosas importantes que tenemos en nuestras vidas y recordar que puede llegar en cualquier momento, nos hace mucho más fácil perdonar, olvidar, darnos cuenta de las estupideces que nos rondan la cabeza y nos hacen desperdiciar nuestras vidas, pero especialmente nos recuerda su presencia, lo tremendamente importantes que son determinadas personas para nosotros y cómo creemos que no podríamos vivir sin ellas.

Pero esto va por niveles, el siguiente seria aceptarla; aceptar que muchas de nuestras personas más queridas morirán algún día, y otras sin esperárnoslo. Pero no sólo eso, cada día que vivimos algo muere en nosotros. Vamos perdiendo progresivamente la fe ciega en muchas cosas. Mueren las amistades, mueren los amores, mueren las esperanzas y mueren los deseos… mueren millones de cosas, cada día, poco a poco y muchas veces de una forma la cual no nos damos cuenta. De algún modo todas esas muertes nos transforman, nos vuelven más indiferentes, más cínicos ante todo.
Esa muerte puede crear personas amargadas que ya no creen en nada y a quienes todo da igual. Pero existe la superación de uno mismo mediante la muerte…

Ya no se ve la amistad como se veía antes, ni los sueños de futuro que muchas veces parecen desaparecer, ni las esperanzas de encontrar el amor verdadero, viendo todas las relaciones hipócritas que se pueden ver condenadas al fracaso aunque luego duren años por pura casualidad. Las mil frustraciones que se van acumulando con el paso de los años(mal de amores, enfados…)que se quedan clavadas en el corazón pensando que la vida es un asco y que nada vale la pena.

Hay personas que dicen que no les importa morir, por el simple hecho de haber creído que lo han vivido todo (la amistad, el amor, las emociones fuertes y otras muchas experiencias...) a veces parece que ya no hay mucho más por ver o por vivir, que todo lo pasado fue mejor, quizás porque eran de espíritu más abierto y todo parecía divertido y bonito. Por mucho que se pretenda no se puede ser siempre un niño. Es una etapa de la vida como cualquier otra. Poco a poco nuestras obligaciones y frustraciones nos van amargando y esto hace, en mi opinión, que muramos lentamente.

Manuel Alejandro Fernández Barrientos (1ºBCyT)

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